Veo que hay una gran confusión de parte de los lectores con todo lo referente a lo que se llama popularmente “viaje astral”, por consiguiente he decidido adelantar este tema que no estaba programado para ahora. Hay cantidad de bibliografía y artículos de forma gráfica y en la red al respecto, todos con extensas explicaciones que incluyen ejercicios de relajación y meditación para inducir la experiencia que ellos llaman extracorpórea. Debido al artículo anterior y el gran arraigo del conocimiento adquirido por este tema mediante libros serios y otros no tanto, influenciados por movimientos programados tipo “New Age” (Nueva Era), la confusión al respecto puede acrecentarse llevándolos a equívocas conclusiones. Este tema es tomado por lo general muy a la ligera, con cierto vilo de naturalidad, hasta llegar al punto de comercializar cursos orientales que incluyen el viaje astral garantizado, como si fuera un tour, que la gente paga “porque está de moda” saber de esos temas. En este artículo veremos su verdadero significado, propósito y mecánica, desmitificando o corrigiendo la idea e interpretación errónea del mismo.
Primeramente tenemos que saber qué es y cuál es el significado del “astral”. Normalmente se lo define como una dimensión más sutil donde el “cuerpo etérico” se introduce y puede mediante la práctica recorrer lugares espaciales y temporales sin las limitaciones del cuerpo físico. Esta idea tomada inicialmente del budismo tibetano es una deformación del concepto original, guardado durante milenios bajo la custodia exclusiva del Dalai Lama correspondiente. Una de las razones de buscar la “reencarnación” del Dalai por parte de los monjes tibetanos, es que sea el mismo “ser” que custodie ese y otros conocimientos para que no caigan en manos inapropiadas. Veamos ahora qué es verdaderamente el “astral”. Imagínese un cuarto cerrado en cuyo interior se encuentran miles de millones de átomos, cada uno de ellos se diferencia del otro a nivel cuántico tan solo por un bosón de Higg (partícula cuántica que supuestamente le da masa a la materia) entre átomo y átomo hay espacio vacío que los separa mediante campos electromagnéticos de atracción-repulsión llamados por la física espacio interatómico. Cada átomo guarda en su interior una dimensión o universo paralelo. En uno de esos átomos se encuentra nuestra realidad subjetiva. El “astral” es el espacio interatómico que los separa, y el cuarto cerrado es la realidad general que los contiene. Comprendiendo esto, podríamos redefinir el concepto de “astral” como el espacio interdimensional de la realidad general, no siendo una dimensión en sí, sino el lugar donde habitan las dimensiones. Cuando se produce un “viaje astral” por lo que se llama desdoblamiento o proyección astral, (en otro momento veremos qué son y la diferencia entre desdoblamiento y proyección, términos mal empleados) el primer lugar en que se “ingresa” es el espacio interdimensional de nuestra realidad. Usted no salió de nuestra dimensión sino que recorre el mismo bosón de Higg (tómese como analogía ejemplificadora) que la diferencia de las otras. A esta altura es bueno aclarar qué es lo que se libera o realiza, lo que yo llamo “estado de consciencia expandida” (ECE). Transcribiré a continuación parte de la explicación dada a un lector del blog. “…el viaje astral, no es en sí un medio de liberación consciente, solo es un estado vibracional de más alta frecuencia donde su esfera de consciencia se desplaza por atracción de densidad, como la mecánica de los fluidos. Digamos que siempre “flota” en el elemento menos denso, pero no se libera de nada, solo experimenta otro estado de la materia que la contiene… Lo que se “libera” en ese momento del cuerpo físico, es su consciencia artificial de su esfera de consciencia… Cuando el viaje se produce, indefectiblemente tiene que haber un portal dimensional abierto para salir o entrar, según el punto de vista, pero sólo de una sola mano, usted puede salir, pero nada puede entrar porque por el lugar que se ingresa al espacio-temporal no es el habitual, usted ingresa directamente por el “centro de consciencia universal” a través del noveno u octavo chacra según sea en una dimensión temporal o espacial. Cuando el viaje astral es producido por sustancias psicotrópicas o alucinógenos, el asunto cambia, porque el portal está abierto de ambas manos, entrada y salida.” Aclarando esto continúo con la explicación del proceso. La consciencia artificial recorre primero el espacio de la realidad subjetiva, en estado vibracional acorde al bosón de Higg que la contiene, luego por el portal abierto ingresa al “astral” o como yo lo llamo “espacio de interacción dimensional” donde usted puede o no ingresar a una dimensión diferente. Por lo general el portal es abierto de modo seguro por el centro de consciencia universal, recorriendo el “astral” con los portales de entrada a otras dimensiones cerrados, y usted ve a través del bosón de Higg correspondiente a otra dimensión como de un cristal se tratara. La visión remota empleada por la CIA, y la KGB en su tiempo, estaba basada en este principio. Si usted abre el portal para el ECE con sustancias psicotrópicas o alucinógenas, el estado vibracional de la consciencia artificial es digamos, inestable, produciendo en el momento que se recorre el astral la apertura dimensional de portales secundarios, permitiendo el ingreso desde la dimensión abierta de entidades no deseadas, luces y sombras que pueden volver “enganchadas” en su consciencia artificial, ocupando el mismo espacio cuántico que su esfera de consciencia pero en un tiempo espacio-temporal diferente, un milisegundo es suficiente para la separación y la no percepción de su presencia, el único síntoma de que esto sucede es su extremo cansancio al volver del «viaje astral”, producido por la toma de energía necesaria para perforar la esfera de parte del polizón. Los chamanes y otros “brujos” por lo general usan estas sustancias en estado natural para abrir determinados portales en el viaje, pero tenga en cuenta su preparación ancestral al respecto. Aprovecho a decir que todo consumo de drogas abre un portal dimensional involuntario directamente entre una dimensión oscura del «astral» y el consumidor, ingresando sombras que se apoderan de la consciencia artificial del sujeto. ¿Cuál es el propósito primogénito del viaje astral? Muy simple, la unificación de la creación. Como un vídeo llamado universal. Pero para ello usted primero tiene que ser consciente de sí mismo a través de la consciencia del “ser”. En ese momento cuando usted realice sin ninguna receta de gurúes el CEC, no será su consciencia artificial la que lo realice, sino su consciencia del “ser” pudiendo ingresar a voluntad en cualquier dimensión sin peligro alguno, pues el vril, la luz del amor de un espíritu consciente de si mismo, lo protegerá de cualquier sombra indeseada.
Los libros de Lobsag Rampa son uno de los primeros referentes occidentales al respecto. Me parece correcto también transcribir esta respuesta y explicación dada al mismo lector para no generar falsas expectativas. “Lobsang Rampa es el seudónimo de Cyril Henry Hoskin, un escritor inglés fallecido en 1981, que jamás visitó el Tíbet y que declaraba que su cuerpo estaba habitado por el espíritu de un Monje tibetano llamado Lobsag Rampa. Si bien sus libros pueden tomarse como guía práctica y de conocimiento, la mecánica del proceso es mucho más compleja. Henry Hoskin no estaba equivocado, pero la interpretación de sus libros muchas veces sí, por ejemplo cuando habla de “El Ser”, se refiere a la esfera de consciencia en su estado natural, sin revertir, entonces lo que se “libera” en ese momento del viaje astral no es su consciencia artificial, sino su consciencia del “ser”. Pero para ello usted primero tiene que estar conectado a ella, mientras tanto no es así. Tenga presente que siempre lo que hace el viaje astral es su consciencia, sea artificial o del “ser”. Su ser no se encuentra en su cuerpo, se encuentra en el lugar espacial de su concepción, unido a su cuerpo por lo que los tibetanos llaman “el cordón de plata”, que describo en el artículo consciencia artificial .” El “viaje astral” no es bueno ni malo, pero tampoco es un juego oriental. No voy a recomendarles su práctica, ni tampoco negársela, solo advertirles su seriedad y gran importancia en la mecánica del “Do” como para tomarlo a la ligera sin saber realmente qué y para qué es, y si es efectuado, siempre que sea a través del amor puro del ser con intenciones altruistas, porque en realidad le pertenece al “ser” y no a la unidad de carbono decidir cuándo usarlo. En el Tíbet era y es usado para comunicarse con los antiguos, y que los instruyan en la sabiduría hiperbórea, pero antes deben pedir autorización mediante la consciencia del ser a los guías espirituales para su uso. No se confunda trivializando estos conocimientos ancestrales, eso es lo que pretenden los amos. La premisa para ellos es “Por cada portal mal usado, un sujeto manejado”. La nuestra tendría que ser, “Por cada portal bien usado, un amo expulsado”.