37. EXPERIMENTANDO EL ENGAÑO
Jueves, 14 de abril de 2011 – 22:06
Hasta ahora les he hablado de la ilusión de la realidad, de cómo es manipulada para ocultar, programar y controlar a las unidades de carbono, también expliqué resumidamente como lo hacen y como nos controlan sin que nosotros nos demos cuenta de ello. Pero nada de esto tendrá para ustedes una base lógica, seria, y real sin pruebas empíricas que lo avalen, por esa razón creo necesario que ustedes lo experimenten directamente. Este artículo pondrá bajo el microscopio y tratará de transmitir una serie de experimentos para que puedan comprobar por ustedes mismos parte de lo expuesto hasta ahora.
Comencemos con lo más simple. En el artículo «el control total», hablé de cómo somos observados por la red Echelon y otros sistemas similares, dije que los teléfonos celulares pueden ser activados remotamente y de esta manera transmitir o recibir información sin el consentimiento del usuario, pudiéndose activar tanto su micrófono como su cámara, y extraerse mensajes de texto, registro de llamadas, etc. Esto pasa de forma tan habitual que por lo general no le prestamos atención, pero en este caso podrán observarlo de forma simple. Pongan su teléfono móvil al lado o cerca de los parlantes de su computadora mientras la usan (estos deben estar encendidos) comprobarán que cada tanto los parlantes emitirán un sonido particular, como si estuvieran recibiendo o enviando una llamada o mensaje de texto, pero no recibirán nada, esto pasa porque el equipo está enviando o recibiendo información, si consultan a la compañía telefónica les dirá que es porque el equipo está “buscando redes”, esa es la contestación «oficial», pero los teléfonos captan la red por una señal diferente a la de transmisión y recepción, de una forma continua, como una radio cuando ustedes la usan. Tienen que tener paciencia, hay días que sucede y otros que no, según la secuencia programada para su equipo, a no ser que éste esté identificado para seguimiento, entonces será de forma continua y aun estando apagado.
Sigamos con internet, éste está monitoreado continuamente. Toda la información de tráfico puede ser visualizada si se sabe cómo hacerlo, los usuarios que tienen un blog o sitio web de algún tipo tienen acceso a las estadísticas de uso, donde pueden ver entre otras cosas que sistemas operativos y buscadores tuvieron acceso al lugar, las fuentes y direcciones de tráfico, los países de los usuarios que ingresaron, etc. Imaginen que si nosotros tenemos acceso a esa información, cuanto más tendrán ellos. Toda computadora tiene una dirección IP (Internet Protocol) que la identifica, ésta se asocia automáticamente a la dirección de correo principal y a los nombres de usuarios del equipo y redes sociales, por más que la dirección IP cambie por ser dinámica, ésta siempre está actualizada y asociada al usuario automáticamente. Tomen un correo electrónico cualquiera y sin abrirlo pulsen el botón derecho del mouse, vayan a “propiedades” “detalles” “origen del mensaje” , se abrirá un archivo de texto de nombre «código fuente del mensaje», donde figuran todos los datos de tráfico, algunos de ellos codificados, de donde se puede extraer toda la información que quieran si saben cómo hacerlo.
Pasemos ahora a los medios de comunicación, más precisamente a los de información. Esto lleva tiempo y atención de su parte pero merece la pena, para ello tomen un día (x) y pongan el primer noticiero de la mañana, verán que dan a lo sumo tres o cuatro noticias (casi siempre malas) que repiten de distinta forma todo el tiempo que dura el programa dando la impresión de una gran variedad de información, lo mismo se repite en el noticiero de la tarde y en el de la noche. No importa qué canal sintonice, todos los noticieros transmitirán las mismas noticias —aunque no siempre son de importancia— y a veces durante varios días logrando con esto implantar una determinada sensación.
Pasemos ahora a la publicidad, observen que toda ella tiene mensajes subliminales o directamente mensajes que asocian al producto con sexo, placeres o la exaltación del ego, sin importar el público al cual fue dirigida, sea este adulto o menor de edad.
Ahora veamos los productos de consumo masivo: estos son casi siempre elaborados por multinacionales o grupos monopólicos, en el artículo «conociendo cómo funciona el engaño» mostré el ejemplo de una conocida marca de gaseosa; dejen de tomarla por un tiempo y notaran como su percepción, claridad de pensamiento y análisis mejorará notablemente, además de su salud. Esto pasa con la mayoría de los productos publicitados.
La siguiente prueba lleva de su parte cierto tiempo y perseverancia, tal vez les resulte ridículo pero si lo hacen verán los resultados. Desde hace décadas la publicidad ha resaltado los beneficios de componentes como el flúor en las cremas dentales, sin embargo según estudios realizados, es uno de los principales causantes de problemas. Usen para su higiene bucal jabón blanco neutro; (o en su defecto solo una pequeña cantidad de crema dental una vez al día) al cabo de un tiempo notaran que no se producen caries y su salud bucal y física mejora.
Por último veamos cómo somos “registrados” en el sistema. Tome cualquier factura de servicios, recibo de pago de impuestos, estado de la tarjeta de crédito u otro documento donde figure su nombre, fíjese que está escrito en letras de imprenta mayúsculas, esto es porque usted no es tomado como persona (fulano, mengano…) por el sistema, sino como entidad comercialmente negociable (FULANO MENGANO) y con un valor de producto bruto interno (x) para el tesoro del país en el que usted vive, en otras palabras: usted es tomado como un recurso natural; Jordan Maxwell explica muy bien el proceso legal para el que le interese ahondar más en este tema.
Finalizando las pruebas, aquel que tenga la oportunidad de preguntarle a un representante popular —ya sea del estado o de la fuerza pública— quien es su mayor autoridad, podrá comprobar que ninguno le contestará que es usted mismo, porque si no no podrían hacer lo que hacen, porque en realidad usted es su empleador, usted paga su sueldo, usted lo elige en las urnas, usted tendría que poder despedirlo o sancionarlo por corrupto, ineficiente, por no representarlo correctamente o la causa que sea; usted debería fijar su sueldo de acuerdo a su desempeño, porque en definitiva para eso trabaja para usted. Desde el trabajador público con menor jerarquía hasta el presidente de la nación son sus empleados y sin embargo parece exactamente lo contrario.
Estas son algunas de las formas de experimentación más simples; hay otras más complicadas y profundas que exigen una dedicación especial que en su momento veremos, éstas implican el compromiso de «las zonas peligrosas» —ego, religión y ciencia— pero ahora no es el momento adecuado para exponerlas. Sé que lo aquí expuesto parece producto de la paranoia, o por lo menos puede parecer fantasioso e infantil, pero dense la oportunidad de probarlo. Tienen las herramientas de laboratorio, ahora está en ustedes utilizarlas y comprobar parte del engaño.
38. CONTROLANDO LA UNIDAD DE CARBONO
Sábado, 16 de abril de 2011 – 19:46
Una de las ilusiones mejor implantadas a la unidad de carbono es hacerle creer que puede decidir por ella misma, que es capaz de discernir ante una situación o estímulo y que es voluntad propia una determinada decisión o acto. Piensa que puede analizar y resolver situaciones de una forma analítica y lógica y que decide lo que le pasa en la vida. Lo cierto es que mientras sea una unidad de carbono dependiente, todo le sucede, ella realmente no hace nada, solo cree que hace cuando en realidad solo ejecuta. En éste artículo veremos las causas de que esto sea así y como es preparada la máquina humana para llevar a cabo dicho proceso de control, de forma simple y sin que ella se dé cuenta de lo que realmente sucede.
Como toda máquina, la unidad de carbono necesita para su funcionamiento energía. Esta es producida por el propio cuerpo mediante procesos químicos, procesando y transformando los alimentos en calorías que usa para funcionar. El componente físico del cerebro son las neuronas, éstas al igual que cualquier otra célula, trabajan con energía, impulsos químicos y eléctricos hacen el resto. Como expliqué anteriormente en «el pensamiento cuántico», éste —al igual que el microprocesador— trabaja en hercios (Hz) y su frecuencia determina la velocidad de procesamiento de datos; cuanto mejor es el combustible (energía) mayor es la frecuencia y por tanto mayor es la velocidad, no es lo mismo que le cargue a su automóvil combustible común que especial, en este caso es lo mismo, la energía que recibe el cerebro hace la diferencia. Contrario a lo que se cree, la unidad de carbono recibe tres clases de alimento para su correcto funcionamiento, estos son: la comida, el aire y las sensaciones. La comida aporta la materia prima (carbono), el aire el catalizador (oxígeno), y las sensaciones captadas por los sentidos (visual y auditivo) el «octanaje» (calidad del combustible). Si alguno de estos alimentos es de mala calidad el resultado final será una energía deficiente para el correcto funcionamiento de la máquina. No explicaré ahora los procesos que se llevan a cabo para que esto suceda, solo diré que la comida y el aire (carbono y oxígeno) son procesados por el centro instintivo y motor, y las sensaciones (choque) por el emocional, dando como resultado energía (hidrógeno) de base (x). Cuanta más alta es la base, más baja la calidad (octanaje) de la energía. La comida es fácil de manipular, Alex Jones habla bastante al respecto; el aire puede ser —y de hecho es— también manipulado de distintas formas, los llamados «chemtrails» es una de ellas, y de las sensaciones nos ocupamos nosotros viviendo ―o mejor dicho sobreviviendo— en las grandes ciudades. Todo esto junto con la energía del miedo —de la cual ya hablé— logran mantener trabajando a la unidad de carbono en frecuencias de muy pocos hercios; con esto tienen a la unidad de carbono funcionando física y mentalmente de forma ineficiente, estado ideal para su manipulación y evitando con esto que cambie de octava y se mantenga en el mismo ciclo de recurrencia. Esta es una de las partes más importantes del control.
Explicar las octavas merece un artículo aparte, pues es muy distinto de lo que comúnmente se dice y enseña al respecto, pero digamos que usted tiene un ciclo donde repite lo mismo una y otra vez sin que se dé cuenta de ello, sufre las mismas enfermedades, los mismos problemas, los mismos deseos, los mismos trabajos, las mismas desilusiones, las mismas decisiones, las mismas depresiones, los mismos miedos, etc. Esto sucede porque recurre en la misma octava y no salta a la siguiente cuando debiera; para lograrlo hay que mejorar la calidad de la energía y recibir un «choque» consciente en el momento indicado. Al mantener a la unidad de carbono de esta forma, no se le da la oportunidad de mejorar, pues siempre está ocupada en solucionar cosas que ya solucionó antes y sin embargo le parece que es la primera vez.
No sé si soy lo suficientemente claro al respecto, veamos un ejemplo: usted sufre un resfriado, toma un medicamento que lo alivia, al cabo de un tiempo el resfriado regresa y vuelve a tomar el medicamento que lo alivia, esa es la octava y su recurrencia. Si usted saltara a la octava siguiente no se volvería a resfriar, porque su sistema inmunológico ya tendría el remedio para que esto no sucediera, y su universo sería distinto. Pero claro que esto no sería lo indicado para el control ejercido sobre ustedes: cuanto más controlada esté la unidad de carbono, más fácil de manipular será. Esta es la fase física; la fase energética —que en su momento veremos— es más complicada pero no se podría llevar a cabo sin este control.
Mientras el control de la unidad de carbono esté bajo estas normas no puede hacer nada, todo le sucede y ella solo ejecuta, está dentro del principio cuántico de causa y efecto, es decir: a una acción corresponde una reacción. Nuestros amos manejan muy bien ese principio, y saben que acción ejecutar para tener la reacción deseada, nuestra interpretación de ese principio es errónea (como la mayoría de ellas) y ese error es usado en nuestra contra para controlarnos bajo nuestro propio consentimiento. Como verán la suma de las partes hacen al todo, y sabiendo cuáles son esas partes se puede modificar el todo y lograr ser unidades de carbono independientes y salir del sistema impuesto. Todo es cuestión de conocimiento, voluntad y tiempo para lograrlo. ¿El objetivo final? lograr ser realmente libres.