En 1933 Fritz Zwicky, un astrónomo y físico suizo de origen húngaro, propuso la existencia de la materia oscura ante la evidencia de una «masa no visible» que influía en las velocidades orbitales de las galaxias en los cúmulos y el universo. Esta materia oscura dio lugar a la idea de la energía oscura. En cosmología física, la energía oscura es una forma de energía que estaría presente en todo el espacio, produciendo una presión que tiende a acelerar la expansión del Universo, resultando en una fuerza gravitacional repulsiva. Hasta ahora hemos hablado de la materia, la consciencia, la energía, la luz, y todo aquello que forma parte de un extremo del péndulo, pero nunca tocamos el tema del polo opuesto, más que como soporte o introducción a conceptos e ideas del “positivismo” del conocimiento. Hoy veremos por primera vez, la parte del “negativismo” del conocimiento, aquella que conocían y manejaban a la perfección en su momento, los amos del mundo.
Según la ciencia tradicional el universo está compuesto por un 74% de energía oscura, un 22% de materia oscura, un 3,6% de gas intergaláctico y sólo un 0,4% de materia visible y tangible. Indudablemente la mayor parte de la creación, el 99,6% no es materia y no refleja luz, o sea que es oscuridad. El mayor porcentaje de la creación, es oscuridad. Pero ¿Qué es la oscuridad? La respuesta lógica es ausencia de luz, o como dije en alguna ocasión, luz aún no manifestada. Ahora bien, que tal si les dijera que todo concepto, paradigma y arquetipo de la oscuridad es erróneo, que las asociaciones y energías ocultas de la oscuridad son falacias impuestas, y que la oscuridad es algo completamente diferente a lo que les dijeron que era.
Comencemos retrotrayéndonos al artículo “Los creadores” donde relaté: “El universo consciente, Dios, el Uno, el Todo, el Absoluto o como quieran llamarle, crea mediante su voluntad y la palabra (sonido), todo lo conocido (materia) que en realidad es energía, a través del código fuente de la creación, los fractales u octavas. Estas descienden desde el universo consciente que llamaré desde ahora el primer “Do”, por medio de la luz. La primera voluntad del “Do” fue la luz, porque sin ella no habría creación, no se podría propagar la octava. Esta octava descendente (Do-si-la-sol-fa-mi-re-do) fue el primer sonido emitido por el “Do” en la materia, el verbo, la voz de Dios, a partir de ahí todo aconteció por plan divino, como una figura de piezas de dominó por la cual al caer la primera todas las demás caen en forma sucesiva hasta terminar la figura. Pero para que esto suceda correctamente la secuencia de la octava no debe ser interrumpida ni desviada, es entonces donde entran en acción los “choques conscientes”, el primer choque consciente de la primer octava de la creación entre Do-si (Do-choque-si), es llenado por voluntad divina, el deseo del “Do” por manifestar la materia, y el segundo choque de la primer octava entre fa-mi (fa-choque-mi), es llenado por la vida consciente en el universo, el “ser” (luego llamado SER). ”
De este párrafo deducimos que mediante la voluntad y la palabra (sonido) el Do crea la materia (energía condensada) mediante las octavas, que se propagan por el universo por medio de la luz, y la vida consciente (el SER) produce el choque para que esta mantenga su rumbo y todo suceda de forma impecable. Pero también se deduce que el Do creó la luz, por consiguiente antes de su creación esta no existía y sólo había oscuridad. Entonces la oscuridad es el estado original de la creación antes que el Do decidiera manifestar el universo, y éste fue manifestado porque la Fuente produjo un acontecimiento consciente que nosotros tenemos de forma inconsciente. La Fuente por el deseo y la necesidad de expandirse, revirtió su esfera de consciencia por el punto del deseo que nosotros conocemos como Dios o el Do. El Do es el punto del deseo por donde la fuente revirtió su esfera y miró hacia el exterior de ella misma, dando la posibilidad de la existencia conocida y desconocida. En ese acto de revertimiento consciente, las infinitas miradas de la Fuente, que eran oscuridad hasta entonces, necesitaron la luz para propagarse en el nuevo espacio matricial. La oscuridad es la verdadera naturaleza de la creación, y es una energía que describí en el artículo “información y vida” como “información consciente de sí misma”, compuesta por burbujas mentales de la Fuente o mejor dicho clusters adimensionales de información, que son automáticamente convertidos en energía y consciencia en el momento que son iluminados. En su momento dije: “La cadena de propagación es la siguiente: información=>energía=>consciencia…” Esta cadena o triada (información-energía-consciencia) es la base de la oscuridad. Podríamos perfectamente redefinir a la oscuridad como la triada o trinidad primordial formada por tres octavas en vez de por tres notas, la octava de la fuente (información consciente) la de la luz (energía contenedora) y la del SER (vida consciente) dando como resultado a la creación.
No existiría nada sin la oscuridad, no tendría sentido la creación sin la oscuridad, porque La Fuente es oscuridad, o sea luz aún no manifestada en la materia. No confundan oscuridad con oscurantismo, u oscuros, siendo lo primero una condición de los segundos que no respetan las reglas del juego, eligiendo ser portadores de algo que no tienen, pues ningún oscuro es representante de la oscuridad sino del oscurantismo de la inconsciencia. La oscuridad es la madre de la luz, como la inconsciencia es la madre de la consciencia, por tal motivo en este universo de opuestos, le es permitido existir, pues sería imposible que el SER se manifestara como Ser, y este como Unidad de carbono, si no existiera un Avatar y un avatar que los contuvieran, en este caso, la luz del Do es el AVATAR de la oscuridad de la Fuente.
En nuestro sistema solar el astro que mayor oscuridad contiene, es el sol, y como portador de oscuridad es portador de vida, siendo el encargado de mantener el equilibrio en el sistema y el despertar de la consciencia del Lhumanu por la oscuridad (información) transportada en su luz. La semilla germina en su tiempo bajo la oscuridad de la tierra. El útero materno es oscuro, porque porta la información que crea la vida, y que toma consciencia sólo cuando se ilumina al nacer. La oscuridad (información) se manifiesta en luz (energía) y se convierte en vida (consciencia). Reconozco que es un concepto completamente nuevo, y que ocasione cierto malestar y rechazo, pero luego de que se destile de preconceptos y energías ocultas, tomará la forma deseada e iluminará su consciencia. No sé si he podido transmitir correctamente este concepto, pero creo que la forma más efectiva de que ustedes lo procesen y comprendan, es mediante su propia oscuridad, aquella que habita en donde sus miradas aún no están puestas, en el silencio del interior de la esfera de consciencia de su Ser.