4) Todo gobierno, político, empleado público o miembro de seguridad, es empleado del pueblo, son los administradores de la nación y representan “los intereses del pueblo y los Humanos que lo habitan”, y como tales deben actuar, si no, serán despedidos por el mismo pueblo que los contrató.
Esta falsa democracia cabalista representativa, además de ser completamente inservible, está también completamente desvirtuada, pues los roles están invertidos. Los representantes que elegimos como gobernantes para que hagan lo que el pueblo decide hacer, son “empleados” contratados por el pueblo en las urnas, pues el pueblo les paga sus sueldos mediante los impuestos y otras herramientas burocráticas. Las elecciones en cualquier país del mundo es el momento donde el empleador (pueblo) contrata a sus empleados (gobernantes) para que, durante un contrato laboral de cuatro años, desempeñen ciertas tareas de administración, control y seguridad, defendiendo los intereses del pueblo y los Humanos que lo habitan, haciéndose cargo del estado, que es la empresa administradora de la patria (el pueblo) para que este crezca en bienestar y abundancia.
Como empleados del pueblo, los gobernantes deben cumplir su trabajo de forma impecable, pues no cumplir la tarea encomendada y por la que fueron contratados, es motivo de cese inmediato del contrato laboral, siendo despedidos sin indemnización alguna. En caso que esto sucediese, se llamará a nuevas elecciones laborales para contratar a nuevos administradores.
La idea de que los gobernantes, sean los que sean, están por arriba del pueblo, siendo ellos los dirigentes de un grupo de ciudadanos, es completamente falsa y será revertida para darle el lugar que corresponde a cada uno de los Humanos que habiten este territorio.
Todo político, gobernante o fuerza de seguridad interna o externa, entrará en el mismo sistema laboral vigente y estará incluido y afectado por las mismas leyes laborales que cualquier trabajador, donde la relación entre empleado y empleador estará debidamente legislada y acordada. Ser gobierno no será nunca más un puesto de impunidad y poder como hasta ahora ha sido, sino un puesto laboral con una responsabilidad mayor, pues estará a cargo de administrar la nación. De esta forma se le devolverá al pueblo (patria) el poder sobre sus gobernantes y la ecuación de la democracia se equilibrará nuevamente.