Hoy haremos un viaje imaginario para comprender la insignificancia y la grandeza de la creación, para luego sumergirnos en un viaje mas profundo, un viaje imaginario a los confines de nuestra propia consciencia. Los dejo con este video que quizás ya conozcan. Espero que sea un choque consciente para todos ustedes.
«Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona. Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase «todo tiempo pasado fue mejor» no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que —felizmente— la gente las echa en el olvido. Desde luego, semejante frase no tiene validez universal; yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos y, así, casi podría decir que «todo tiempo pasado fue peor», si no fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado; recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza. ¡Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en la sección policial!. Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción. ¿Un individuo es pernicioso?. Pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción. Piensen cuánto peor es para la sociedad que ese individuo siga destilando su veneno y que en vez de eliminarlo se quiera contrarrestar su acción recurriendo a anónimos, maledicencia y otras bajezas semejantes. En lo que a mí se refiere, debo confesar que ahora lamento no haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a seis o siete tipos que conozco…»
“…Un día leyendo un viejo libro de astronomía de Camilo Flammarion, me quedé pensando en las dimensiones astronómicas del universo, y como sería la observación del tiempo para un ser tan enorme, que con solo un paso cubriese la distancia de la vía láctea, que es de 200.000 años luz según los últimos cálculos. Más me sorprendió como seria la observación desde la tierra de ese paso colosal. Para nosotros sería una eternidad, pues desde nuestra observación el Coloso tardaría 200.000 años en dar ese paso, pero para el Coloso, en su caminata cósmica, ese paso sería de menos de un segundo de su tiempo. De la observación y el análisis de este supuesto escenario cósmico, concluí que la percepción del tiempo estaba directamente relacionada con el espacio en lo micro y lo macro, y así como la mosca de hipertiempo tiene una percepción diferente, el Coloso Cósmico también lo tendría, siendo esta percepción muy rápida en lo micro y muy lenta en lo macro. Para nosotros el Coloso sería muy lento y para el Coloso nosotros seriamos muy rápidos, tan rápidos que seriamos imperceptibles, efímeros, casi inexistentes, lo que dura una partícula subatómica en el gran colisionador de hadrones LHC del CERN…” EU
Partiendo de la consciencia del Coloso (lo macro), la percepción de nosotros (lo micro), sería imposible de detectar por lo efímero de nuestra existencia, y si este Coloso pudiera de alguna manera percibirnos como simples micropuntos sobre la tierra, su percepción sería como la de nosotros (lo macro) con respecto a los microbios (lo micro), siendo la población humana toda del planeta, solo una colonia de bacterias sin consciencia ni individualidad.
Existiendo en el mismo universo tanto el Coloso como nosotros, habitaríamos en dimensiones espacio espaciales diferentes, por consiguiente, los actos y pensamientos de “Juan Pablo Castel”, que para nosotros son apreciables, para el Coloso serían sin duda despreciables, pues solo seríamos una probabilidad en una colonia de bacterias sin consciencia ni individualidad alguna…
Esto nos dice que según en donde esté ubicada la consciencia, lo macro y lo micro son intercambiables, pues es la observación y no el tamaño de lo observado lo que hace la diferencia entre lo macro y lo micro. Por ese motivo la esfera de consciencia es de radio cero, pues si tuviera una “medida limitante” no tendría la capacidad de adaptarse al observador ni de expandirse indefinidamente por estar acotada por su propio radio. A medida que la esfera se expande, comienza un viaje como el del video, alejándose más y más de su punto de origen y abarcando más dimensiones espaciales, mentales, temporales, espirituales, etc, hasta la totalidad. Seguramente tenderán a pensar que la expansión es unidireccional, como cuando se infla un globo, pues contrariamente a lo que la lógica nos dice, la expansión de la esfera de consciencia es multidireccional, más preciso sería decir que es multidimensional, pues se expande dimensionalmente en todas direcciones incluidas las exteriores y las interiores, siendo el punto de origen de esa expansión, ese radio cero, ese punto de quietud del centro de gravedad de la esfera y de toda vida consciente en el universo.
Ahora la pregunta correcta sería ¿Cómo algo tan diminuto e insignificante desde la observación del Coloso, puede albergar consciencia? Pues la respuesta es simple, lo finito contiene a lo infinito y nada en la creación es mayor o menor que su propia consciencia. Somos esferas dentro de esferas, somos partículas divinas de la consciencia del Do observando lo creado para que la creación pueda existir.
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