Amanece, la leña chisporrotea en la vieja salamandra luego de atizarla, son las siete de la mañana, y me dispongo a leer todos los comentarios del blog, todas las intervenciones de Facebook, todos los correos recibidos, y mientras le doy un sorbo a mi taza de humeante café, intercambio lectura de viejos libros con escritura de nuevos textos, escritura con edición de video, edición de video con producción de Tv, producción de Tv con algún nuevo párrafo para el libro o alguna nueva idea o proyecto para el propósito, y en medio de todo esto, debo lidiar con los egos protagónicos y demás soeces producto de la ignorancia, inconsciencia y soberbia de muchos, que por leer unos cuantos libros se creen Gabriel García Márquez o Paracelso.
Son las siete de la tarde de un día otoñal y gris, vuelvo a atizar el fuego para calentar la habitación, enciendo mi pipa y me dispongo a leer nuevamente todos los comentarios del día, todas las intervenciones de Facebook, todos los correos recibidos, y mientras le doy un sorbo a un solitario vaso de whisky, intercambio lectura de viejos libros con escritura de nuevos textos, escritura con edición de video, edición de video con producción de Tv, producción de Tv con alguna nueva oración para el libro o alguna nueva idea o proyecto para las ponencias o el propósito, y en medio de todo esto, debo seguir lidiando con los egos protagónicos y demás soeces producto de la ignorancia, inconsciencia y soberbia de muchos, que por leer unos cuantos libros se siguen creyendo grandes filósofos, magos o maestros.
El tiempo dedicado al propósito es espacio ganado, pero también tiempo extraído de otras actividades personales y familiares. Nadie que se estime hacedor puede ignorar esta regla, y por tanto subestimar a todos aquellos que se comprometieron con el propósito invirtiendo su tiempo y atención en esta tarea. No soy partidario de la parábola del hijo pródigo, así que tengo “favoritos” porque valoro ante todo la coherencia, el compromiso, el esfuerzo y la dedicación, y si bien todos tuvieron las mismas oportunidades, no todos las aprovecharon como debían, pues las agendas particulares primaron a las generales y por tanto el propósito general fue reemplazado por los propósitos particulares, donde el ego protagónico es el actor principal y el prójimo pasa a ser solo su desvalorado pero deseado público. Me he sorprendido una y otra vez como han desestimado, insultado y faltado el respeto a mis colaboradores y amigos, ignorando sus aportes o tratándolos como si fueran el enemigo, cuando el verdadero enemigo está dentro de aquellos que desconsideran el esfuerzo y compromiso que estos tomaron, no hacia mí persona, sino hacia el propósito y la misión del Dragón, que es hacia el prójimo y la Humanidad, y lo peor de todo es que sigan intentando congraciarse con el propósito sin antes congraciarse con ellos mismos pidiendo disculpas a los que han ofendido con sus palabras y acciones.
Muchos creen que tienen todo el tiempo del mundo, que tienen su existencia para accionar con Humildad y Humanidad, pues lamento decirles que no es así, que ya no queda tiempo, porque Cronos ha despertado y se fagocitará a todo aquel que no haya hecho lo correcto. Creo que es conveniente la lectura del siguiente texto, que deja claro que el tiempo es ahora y que de ustedes depende la victoria o el fracaso de esta Humanidad.
EL MOMENTO CORRECTO
Tiempo, ese preciado tesoro que hoy como raza ya no tenemos. Se nos ha terminado, lo hemos dejado pasar, observando indiferentes cómo pasaban los días, cómo esos días formaban años y esos años ya no volvían. Creímos que siempre habría más, que todo se podría hacer después, mañana, otro día, llegado el momento correcto. Pero el “momento correcto” jamás llegó. Y no llegó porque no existe, no lo hay. El “momento correcto” fue ayer, y hace 20 años, y hace 2,000 años. El «momento correcto» era cada instante que pasó y desperdiciamos.
Hoy, frente a nuestros ojos, pasa el último “momento correcto” que tendremos para liberarnos de las garras de la bestia que nos ha esclavizado y torturado por tanto tiempo. ¡Lo tenemos aquí, delante nuestro, y de nuevo lo estamos mirando pasar sin mover un dedo, sin decir una palabra, sin correr tras de él y tomarlo hasta hacerlo nuestro!. Atrás quedaron esos días en los que podíamos decir cómodamente “espero que las próximas generaciones hagan lo que nosotros no hicimos”, pues si no accionamos ahora, muy probablemente no haya más generaciones.
Y no hablo en sentido figurado, sino literalmente. La bestia ha decidido consumir el ganado que por tanto tiempo preparó y engordó con alimento balanceado. Y nosotros, el ganado, ni siquiera nos damos cuenta de ello, pues nos han quitado todo, hasta el instinto de supervivencia.
Fuimos engañados, sí, pero después nosotros mismos ELEGIMOS continuar así, ciegos, ignorando la realidad y la gravedad de las cosas. Nos gustó ser esclavos, ser manipulados, engañados, torturados, asesinados, marginados, divididos y destruidos. Nos gustó tanto el cuento del bueno y el malo, el héroe y el villano, el libertador y el opresor, que jamás notamos que los papeles estaban invertidos, alterados, cambiados. Además, la promesa de que alguien llegaría a salvarnos, haciendo el trabajo que nos correspondía, era demasiado tentadora.
Nos acostumbramos a todo lo malo, a todo lo que destruye, a todo aquello que nos daña y que nos aleja del origen. Por el contrario, dejamos atrás y nos olvidamos de todo lo bueno, lo que construye, lo que nos une y nos acerca a nuestro padre y a nuestra madre. Recibimos con los brazos abiertos a los demonios que nos consumen y rechazamos a los Seres que nos aman, mandándolos a una cruz.
Sabemos lo que tenemos que hacer, nos lo han dicho de mil maneras, a la buena y a la mala, y aun así, no lo hacemos. ¿Por qué razón? Eso lo responde cada uno.
Pero en fin, todo eso ya lo sabemos y de sobra. Por ello, sólo me queda la esperanza de que hoy, en el límite de nuestra existencia, al borde de nuestra extinción, finalmente decidiremos actuar, como sea y donde sea, pero siempre impulsados por la Consciencia de esa partícula divina que en todo momento ha estado a nuestro lado, que ha esperado pacientemente a que nos pongamos de pie para exigir con valor lo que nos fue robado y que hoy nos grita con todas sus fuerzas:
“EL MOMENTO CORRECTO YA ESTÁ AQUÍ, ES HOY Y ES AHORA. NO LO DEJES PASAR, PORQUE YA NO HABRÁ OTRO. TE AMO INFINITAMENTE, Y ESPERO QUE FINALMENTE DECIDAS SER LO QUE EN REALIDAD ERES.”
Javier Esquivel