Mi profesor de física cuando me veía ingresar al salón, cogía su botella de agua y se tomaba una aspirina, sabía que la clase se le iba a complicar. Nunca fui un alumno pasivo, menos aún cuando se tocaban conceptos que yo consideraba erróneos. Que atrevimiento!! Un alumno cuestionando ideas comprobadas por la ciencia, poniendo a un profesional en apuros por sus audaces e inadecuadas preguntas que éste no podía contestar. Si la gravedad depende de la masa de los cuerpos y la distancia que los separa, ¿cómo es posible que yo pese 80 Kg en tierra y 0 Kg en el espacio?, si la masa de la tierra es enorme, ¿no tendría que atraerme y pesar igual? La respuesta era: _porque el peso es una consecuencia de la atracción de la gravedad, pero la masa del cuerpo es la misma, y usted se alejó considerablemente de la tierra. La pregunta que seguía a esta respuesta inducida que ya conocía era: _Si entonces usted no tiene peso, solo masa, ¿cuál es el parámetro para calcularla a nivel del suelo, si el 99,99999% de ella es espacio vacío? ¿No tendría entonces que depender la gravedad del vacío de la masa? ¿No será el vacío el parámetro de medición de la misma, y usted en realidad es solo el 0,0001% de lo que cree ser? A estas alturas del diálogo la clase era una tumba de expectación de parte de los alumnos, esperando la respuesta del profesor, jefe de cátedra del departamento de física de la universidad. Su respuesta ante la incomodidad de la pregunta era, _Señor Mengano, estamos en clase de física y no de filosofía. Yo callaba y mi mente volaba más allá de las explicaciones y las fórmulas escritas en el pizarrón. Por supuesto, reprobé tres veces la materia.
Estamos acostumbrados a pensar de una manera “lógica” los acontecimientos y fenómenos que nos rodean, nunca ponemos en tela de juicio cosas que son naturales porque nos las enseñaron así desde niños, y eso es el mayor error que podemos cometer, aceptar algo porque la ciencia lo dice, pero, ¿Quién es la ciencia? Un conjunto de catedráticos diplomados que entienden cosas que nosotros no entendemos, por consiguiente estamos convencidos que si lo dicen, debe ser verdad. Sin embargo, la misma ciencia contradice antiguos postulados, y acepta cuestiones que antes parecían inquisidoras. No existen ciencias exactas desde el momento que el parámetro de observación es la realidad subjetiva y el observador forma parte de la misma. Tomando como base este postulado, todo es posible hasta que se demuestre lo contrario, y la gravedad cero es el punto de partida para comprender como es posible la existencia del universo conocido.
Para comprender correctamente este concepto novedoso y extraño para nosotros, es imprescindible ver las cosas como un observador de una dimensión superior, donde se tiene acceso a una totalidad de la materia tridimensional. Imagine un cuerpo tridimensional, un cubo frente a usted, solo podrá observar una cara del mismo, un cuadrado, si lo mira desde un vértice verá tres caras y seis aristas, pero entonces ya no es un cuadrado, sino un hexágono, el cubo lo arma el cerebro en base a la información preestablecida del mismo, completando las caras que no se ven, porque usted ya sabe que está mirando un cubo. Desde una dimensión superior usted estaría viendo el cubo en su totalidad, las seis caras a la vez, y el cerebro no tendría que armar el resto que le falta para completar la imagen del mismo. Con esto se demuestra que percibimos en dos dimensiones y vemos en tres.
En el caso de la gravedad, la percepción de la misma es igual, percibimos una dimensión menos de la que vemos, por lo tanto para percibirla correctamente tenemos que elevarnos por lo menos un nivel de observación. Vemos que las cosas caen hacia el suelo por la atracción gravitacional del planeta, pero también observamos que flotan cuando son más livianas que el aire. Si usted llena un vaso de agua, lo tapa con un papel y lo da vuelta, ésta y el papel se mantiene dentro del vaso sin caer. La explicación tradicional es que como no entra aire al sistema, este no desplaza el líquido que contiene. ¿Cómo es la cosa? ¿No tendría la gravedad que atraer al papel y al agua sin importar la presión ejercida por el aire? La respuesta a esta pregunta está en el vacío, porque la gravedad y el peso de un cuerpo no dependen de la masa sino del empuje de éste. Usted no es atraído hacia la tierra, sino empujado por las energías vacuas hacia ésta. Como si la atmósfera terrestre fuera un líquido y usted se hunde por su peso específico en él. Para entender la gravedad de forma correcta se tendría que tratar como la mecánica de los fluidos más que como mecánica newtoniana. El vacío de la masa de un cuerpo es superior en densidad al vacío de la masa de la atmósfera, por consiguiente se hunde. No hablo de vacío espacial, hablo de vacío energético, de espacio subatómico cuántico. Cuando un cuerpo está en el espacio, todas las fuerzas vacuas son iguales, y el cuerpo no tiene peso, su masa es insignificante, 0,0001% y su vacío es enorme, 99,9999% por lo tanto se hunde en un punto inmóvil de su masa. La gravedad es igual a cero, cuando las energías vacuas que lo rodean dimensionalmente son iguales en fuerza entre sí, y su sumatoria en un punto es infinita, G0=ƩEv=∞. Cuando un cuerpo ingresa a la atmósfera, su masa lo sumerge en ella, y las fuerzas vacuas lo empujan hacia el fondo del fluido atmosférico dándole la sensación de peso. La tecnología extraterrestre usada en los vehículos TR-3B se basa en este principio de vacuidad, ya estudiado por Nicola Tesla y actualmente por John Hutchison (ver video inferior). Esta energía vacua es conocida como energía de punto cero, y es la responsable de las levitaciones de los santos y monjes a lo largo de la historia, es la que fue utilizada para la construcción de las pirámides y otros monumentos, es la que usan los vehículos extraterrestres, los orbes y vimanas de la antigüedad. Es la tercera energía empleada correctamente por la física en esta realidad subjetiva. La gravedad y la masa no deforma al espacio, sino que las energías vacuas del espacio vacío cuántico deforman a la masa y la gravedad, produciendo una interacción cuántica de sus vacíos, y manteniendo el equilibrio de los astros en el universo.
Todo el universo está basado en la interacción de estas energías vacuas, proyectando en un espacio finito, una proyección infinita de materia e información, como expliqué en el artículo anterior “la partícula divina”, a través de la vida consciente del universo, el ADN de la creación. La gravedad cero es la base de las energías vacuas donde se apoya la proyección del Do, es el punto de quietud donde reside el Ser, el centro del torus, el espacio de creación divina, el sagrado corazón. El universo mismo está cayendo en su propio vacío, expandiéndose en su propia vacuidad, gracias a la gravedad cero de su masa cuántica. Si esto no fuera así, colapsaría ante su propio peso volviendo a contraerse hasta la singularidad inicial, cuya masa y fuerza gravitacional sería infinita. El universo no podría escapar de si mismo, ni nosotros tampoco, y estaríamos condenados para siempre, atrapados en la materia de esta realidad subjetiva, y no podría existir ni siquiera el Do fuera del Do, o sea usted.
_Profesor, creo que la luz no es el límite de la velocidad de la materia, pienso que solo no descubrimos todavía la forma de superarla.
_Señor Mengano, no diga tonterías, Einstein no se equivoca, usted ocúpese de aprender y deje las teorías para los que saben.
Años después…
El efecto Hutchison – John Hutchison