
2) Se crearán nuevos símbolos patrios que representen verdaderamente las raíces del pueblo y no a la sinarquía que nos gobernó durante más de 200 años. El celeste y blanco de la bandera actual (Argentina), son los colores del sionismo judío y de la casa de Borbón que se adueñaron del territorio en su momento y no representan nuestros verdaderos ideales y origen.
Los símbolos de un pueblo representan y guardan la historia de ese pueblo, son los símbolos de su origen, de su espíritu, de su identidad. Deben representar a todos sus habitantes, sean nativos o extranjeros, pues todos somos producto de una amalgama de razas, donde nativos, colonizadores, mestizos e inmigrantes formaron con el paso de los años lo que ahora se conoce como nación, país o república. Los creadores de los símbolos patrios tenían las mismas intenciones que los que crearon posteriormente las constituciones. Los símbolos patrios fueron pensados y diseñados con un propósito que no es el de todos, pues no representan a la totalidad de habitantes sino a un exclusivo sector de dominio y poder.
Independizarse de España acarreaba un costo económico y político importante, así que se negoció con la casa de Borbón un formato que fuera viable y beneficioso para ambas partes. De esta forma se acordó que los nuevos símbolos patrios debían mantener implícita esa relación y dependencia con España, así que se adoptaron los colores de Borbón como representativos de la nueva patria que se estaba gestando, y que aún independizada, la corona española y la casa de Borbón seguiría teniendo gran influencia en los asuntos de estado y económicos venideros. Quien quiera profundizar sobre la relación de Borbón con los judíos, puede hacer revisionismo histórico, por mi parte no me extenderé en el tema más que la mención que ya hice. También invito a cada lector hacer ese revisionismo de los símbolos patrios de sus respectivos países, y ver que hay realmente tras ellos, tras su creación, a quienes representaban y que intereses se movían tras bambalinas. Ciertamente que se sorprenderán de lo que descubran.
Un pueblo sin símbolos verdaderos es un pueblo sin identidad, sin espíritu, sin honor, por eso es necesario crear nuevos símbolos que representen realmente a la totalidad de los Humanos que forman la sociedad que habita en cada lugar, siendo los sujetos (Humanos) los que conforman el objeto (Región) y ésta la que contienen los símbolos del origen e identidad como sociedad (Humanidad).
El espíritu de un pueblo se atesora en sus símbolos, es su punto de unión, por eso en la antigüedad quien tomaba el blasón del enemigo, ganaba la contienda, pues había secuestrado su espíritu guardado en sus símbolos. Levantar la bandera en campo enemigo o izarla en territorio propio significa que el espíritu de ese pueblo vela por sus habitantes. Este no es el caso de los símbolos actuales, ya que su espíritu sólo representa una parte del pueblo y no al pueblo todo, sino a los que los someten. Nuestros actuales símbolos son el blasón del enemigo levantado en nuestro propio terruño, representando el triunfo del conquistador sobre lo conquistado. Cuando tengamos nuestros propios símbolos patrios, entonces podremos decir que “Como el águila volamos sobre…las alturas, observando y velando, manteniendo al espíritu en lo alto de nuestra consciencia, resguardando nuestros orígenes y honrando los símbolos que representan nuestra identidad como pueblo y Humanidad.”