Ya veis que no soy un pesimista ni un desencantado, ni un vencido, ni un amargado por derrota ninguna: a mí no me ha derrotado nadie; y aunque así hubiera sido, la derrota sólo habría conseguido hacerme más fuerte, más optimista, más idealista; porque los únicos derrotados en este mundo son los que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no ven más camino que el de su casa o su negocio, y se desesperan y reniegan de sí mismos, de su patria y de su dios, si lo tienen, cada vez que les sale mal algún cálculo financiero o político de la matemática de su egoísmo.
¡Trabajo va a tener el Enemigo para desalojarme a mí del campo de batalla! El territorio de mi estrategia es infinito, y puedo fatigar, desconcertar, desarmar y aniquilar al adversario, obligándolo a recorrer distancias inmensurables, a combatir sin comer, ni beber, ni tomar aliento, la vida entera, y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por los aires sobre corceles alados, si quiere perseguirme por los campos de la imaginación y del ensueño. Y después el Enemigo no puede renovar su gente, por la fuerza o el interés, que no resisten mucho tiempo; y entonces, o se queda solo, o se pasa al A.M.O.R., y es mi conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi ejército invisible e invencible…
«Hay algo que deberíais saber, y es que no hemos venido a negociar»…
No han logrado eliminar el virus del sistema, si eso es lo que creen, al contrario, lo han hecho doblemente fuerte. Junto a nuestros hermanos en todo Gea y con la Guía de nuestro Maestro, hemos conseguido espacio matricial que jamás recuperarán, he iremos por más. Hoy, no se engañen con ilusiones de triunfo, su final está tan cerca como el final de nuestro puño, alzado en señal de victoria…
El Dragón (Humanidad) ejecutará su más bella sinfonía, lo quieran o no.