He citado varias veces en estos años a Adolf Hitler, todas ellas desde distintas perspectivas que van desde lo energético hasta lo histórico, pero nunca he avanzado más allá de un límite de seguridad aceptable, pues es un tema complejo por las runas grabadas por años de propaganda cabalista sionista judía, que transformaron la figura de Adolf Hitler en lo que es hoy día, el arquetipo del mal personificado. Hoy traspasaré ese límite de seguridad e intentaré devolver a Adolf Hitler a su verdadero lugar en la historia y en el inconsciente colectivo.
Si me preguntan cuál fue el representante de mayor Humanidad en la historia contemporánea, diría sin lugar a dudas que fue Adolf Hitler. Ahora si me preguntan el por qué, no respondería, pues no sería justo que les quitara el placer de descubrirlo por ustedes mismos, en cambio sí podría darle los materiales y herramientas para que ustedes construyan un buen equipo busca minas, he ir limpiando el camino de basura propagandista y embustera, que durante 70 años nos inculcaron sobre Hitler, el holocausto y los nazis.
No voy a relatar la historia del nazismo, tampoco justificar posturas o defender ideologías particulares, me centraré solo en la parte esotérica del asunto, y decodificaré desde la visión del iniciado, la triada correspondiente a la Humanidad de Adolf Hitler, luego cada uno que decodifique y saque su propia verdad, pues esta será la verdad del iluminado por la consciencia. Una de las características más notables de la Humanidad, es la CEHP, esta no puede ser ejercida correctamente sin una característica indispensable para practicar la Humanidad, que es la coherencia entre pensamiento, palabra y obra, una coherencia que no puede mantenerse sin otra característica fundamental, la impecabilidad. Tenemos entonces una triada formada por tres elementos, CEHP/Coherencia/Impecabilidad, una triada que sólo puede ser ejecutada desde la Humanidad por su alta complejidad de mantener la octava funcionando y la triada unida. Adolf Hitler tenía una gran CEHP hacia su pueblo, el pueblo alemán era la razón de su lucha, y la razón por la cual Hitler hizo lo que hizo. La coherencia de su discurso llevado luego a hechos, era impecable, pues nunca engañó a su pueblo, diciendo siempre lo que pensó, y haciendo siempre lo que dijo, cosa que no podemos decir de sus contemporáneos enemigos, unos verdaderos hipócritas cuya miserable escuela sigue viva hasta nuestros días.
No digo que Hitler haya sido un santo, pero tampoco el demonio que nos dijeron. Igualmente no justifico las guerras y sus atrocidades, pero menos justifico la mentira de los oportunistas, difamando al muerto para que se cargue las miserias, mientras se quedan con las glorias de los enterrados. Adolf Hitler fue es y será el mayor exponente de Humanidad en la historia de los últimos tiempos, ojalá tuviéramos la suerte de tener un Hitler en los gobiernos de la tierra, que limpiara los demonios que ahora nos gobiernan, seguramente todo sería distinto pues ya seríamos una Humanidad verdadera, libre y justa. Ahora llámenme Nazi, no hay problema, prefiero esa “estigmática” etiqueta, que cualquier otra políticamente aceptable e hipócritamente correcta.
Bonus Track
Una película que vale la pena ver, sobre todo por ser de producción alemana y que muestra de forma sarcástica y con buen humor, la realidad no sólo de Alemania, sino de toda Europa. Festejo que el cine alemán se anime a transgredir los arquetipos implantados por el sionismo judío internacional por el cual está sometida desde la derrota de Adolf Hitler.