Historia de un abordaje (por un ex-amigo y colaborador)
El tren DDLA avanzaba raudo por la vía de suspensión magnética, flanqueado a su derecha por una carretera secundaria de servicio y a su izquierda por un imponente desierto por donde se veían venir varios vehículos a toda marcha.
Por estar en una zona de acercamiento y posible abordaje, su piloto, M, había reducido la velocidad al mínimo operativo de 180 km/h.
Abordo, su tripulación se preparaba para los varios eventos a enfrentar: por un lado, estaban las personas que se paraban a la orilla del camino exigiendo que el tren se detuviera y las recogiera; a estas personas Antonio les arrojaba panfletos ilustrativos con una sola frase: «Será para la próxima, en 65.000 años. Suerte. El tren no se detiene.»; por otra parte, del lado izquierdo estaba Helimer esgrimiendo un altavoz, aconsejando a los conductores acerca de cambiar su actitud para lograr un abordaje, mientras que Charlyd enviaba descargas con un potente rifle de plasma, reduciendo a cenizas los intentos de ataque al tren.
Mientras tanto, del lado derecho, Unomas se acercaba al tren en su vehículo descapotable, manejando a una velocidad suicida para poder emparejarse al tren, con la esperanza de abordarlo. Una vez al lado, fijó el piloto automático y se trepó en el portaequipaje para saltar hacia el tren, donde la estaba esperando la tripulación para ayudarla. Aferrado a una baranda del tren estaba Carro diciéndole con voz apenas audible: «dale con calma, tranquila, tranquila, tibia…»; un poco detrás de él, Also gritaba a pleno pulmón: «DAALEEEE, muchacha loca que ‘tas toa tardá». Presa del pánico, Unomas no se decidía a saltar y le daba miedo volver a su vehículo, quedando en una difícil situación, que se iba a tornar en imposible ya que se acababa la carretera. Ya los brazos le dolían de estirarlos y la garganta se le secaba de gritar.
De pronto, el vehículo de Unomas se incendió desde la parte frontal, amenazando con explotar y dañar a todos, lo cual llevó a Unomas a desconectarse de todo y dar el salto de fé que necesitaba, hacia la plataforma con baranda donde estaban Carro, Also, etc., fallando en el salto y cayendo al vacío. En ese instante que se detuvo el tiempo, varias manos se aferraron a Unomas por donde pudieron: brazo, pierna, pelo, oreja, etc. En la confusión hubo golpes, ojos puyados, codazos, etc. Finalmente, Unomas fué metida al tren, donde la recibieron Carro y Also. En el siguiente vagón, Facedo recargaba el lanza-misiles mientras Sísifo le preparaba los cálculos para el siguiente lanzamiento; ambos cruzaron una mirada de aprobación por la labor cumplida.
En el vagón central del tren, Mayodel68 comentaba con Spiritfartllek los detalles de todo lo acontecido, radiándolo a todo el mundo con el potente transmisor quántico multitemporal asimétrico.
Mientras Eugenio y Soyelquesoy atendían las heridas de Unomas, Bertha le preparaba una de sus famosas infusiones de hierva para reponerse del susto (nadie conoce la receta).
En la locomotora, el conductor, M, tocaba la sirena de manera frenética, sonrisa en rostro, por la satisfacción del logro alcanzado por el equipo. Uno más (!) para la familia. Empujó a fondo el acelerador mientras daba un sorbo al obligado mate (¿o era whisky?).
Hasta el próximo evento…
Saludos.