Cemec333, en el hilo del foro, Templo de Viryas.
En este hilo que ha propuesto Carro, basado en el artículo de Morféo EL ENTRENAMIENTO, se trata de “sentir energías”, aunque Morfeo va más allá con el manejo de esa energía, pero Carro tiene razón, para poder manejar una cosa, primero hay que percibirla, ser consciente de ella y cito de EL ENTRENAMIENTO “Donde antes sólo escuchaban y leían palabras, frases e intenciones, ahora sentirán energías. Donde antes veían actos, acciones y reacciones, ahora verán energías. Donde antes percibían emociones que muchas veces los dominaban, ahora percibirán energías que podrán manejar porque comprenderán su causa y razón”.
Dejando a un lado el tema de las Octavas, que pertenece a Morfeo, sí puedo aclarar algunas cosas sobre la energía y exclusivamente en esto me voy a centrar, aunque esté íntimamente relacionado.
Ya sabéis todos que la energía ni se crea ni se destruye, solamente se transforma. Esto lo dice la física y esta energía de la que está lleno a rebosar el Universo está en continuo movimiento, de aquí para allá, de un lado hacia otro, pero ¿qué es lo que hace que la energía no se escape y se vaya a otro lugar? Algo que ya he mencionado en diversas ocasiones: la Impecabilidad.
Al igual que existen personas que ahorran dinero y otros que lo despilfarran, en el mundo hay dos tipos de personas, los que malgastan la energía y los que la ahorran. La mayoría de las personas dedican su vida a preocuparse por las cosas materiales, están más interesados por el “tener” que por el “ser”. Y al final de la vida (cuando se ha perdido casi toda la energía o está al borde de la muerte) se da cuenta que ha tenido la oportunidad más grande de la vida: el ser totalmente libre y consciente y que la ha desperdiciado.
El ahorro de energía comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si ese acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado. El problema está en que para comenzar este camino se necesita convencernos de que existe un poder escondido dentro de nosotros mismos y que podemos alcanzarlo, algunos lo llaman fe, otros creer, el término que se emplee no importa.
Una vez que uno se convence de que es capaz de alcanzar ese poder, empieza el trabajo diario con uno mismo y con todo lo que nos rodea, ya que la energía se puede escapar por cualquier sitio.
Se puede ahorrar mucha energía con simplemente no hacer las cosas a las que se está acostumbrado, como quejarse, sentir lástima de uno mismo o preocuparse por cosas que no tienen remedio.
Una vez que lo alcanzamos, el poder mismo hará uso de esos inaccesibles campos de energía. Empezamos entonces a «ver», es decir, a percibir algo más, no como una cosa de la imaginación sino como algo real y concreto. Y después comenzamos a saber de manera directa, sin tener que usar palabras. Y lo que cada uno de nosotros haga con esa percepción acrecentada, con ese conocimiento silencioso, dependerá de nuestro propio temperamento.
Esto no termina aquí.