La etimología de la palabra cosmogénesis, derivada del griego cosmos (mundo, universo) y génesis (nacimiento, comienzo), nos ofrece una idea clara de su significado, que podríamos asimilar a «nacimiento del universo». Estas palabras posiblemente provoquen en el lector ecos relacionados con la astronomía y lo remitan a los actuales modelos científicos para explicar ese nacimiento y desarrollo del universo conocido. Nada más lejos de la intención de esta obra, escrita a caballo entre la filosofía y el conocimiento oculto, que pretende mostrar una visión diferente, con respecto al modelo impuesto en la actualidad. Frente a la concepción actual del universo, heredera de los postulados del mecanicismo del siglo XVII, que nos muestra el universo como un mecanismo perfecto, explicado, eso sí, por las modernas teorías actuales y donde la vida es algo excepcional en un universo prácticamente inerte que es un enorme engranaje cuya finalidad queda fuera de toda consideración esta obra nos plantea un universo vivo a todos sus niveles, íntimamente relacionado con la existencia de cada uno de los seres que lo forman, expandiendo el concepto de los seres con vida hasta las propias estrellas.